martes, 20 de febrero de 2018

En el grupo del miércoles comenzamos la lectura de "Alcazaba" de Jesús Sanchez Adalid

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.    “Ordenó construir esta fortaleza y servirse de ella como refugio de los obedientes el emir Abd al-Rahman...” así reza parte de una de las inscripciones fundacionales de la Alquásaba o Alcazaba de la ciudad de Mérida que ha llegado hasta nuestros días. Este es el punto final de una novela centrada en un periodo tan interesante de la Historia de España como es la Reconquista. De nuevo, Jesús Sánchez Adalid une con maestría lo histórico y lo individual, generando un entramado de sentimientos y realidades, que convierten sus novelas en un fascinante transcurrir de acontecimientos personales, con el telón de fondo de los hechos que se encuentran enclavados en la Historia.

Mérida, el cercano pueblo de Alange y la capital califal, Córdoba, son los escenarios principales de lo que se narra. Con el levantamiento de los emeritenses contra el opresor puño del emir Abderrahman II, la ciudad marca su destino durante los siguientes años. A la tensión propia de una situación como ésta, hay que sumarle la convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes. Una convivencia difícil, compleja, y guiada por los intereses de cada grupo en cada momento, echando por tierra el paradigma de la buena vecindad y armoniosas relaciones, casi cual locus amoenus, entre las tres culturas, que tan de moda se ha puesto en los últimos años.

Es indiscutible la destreza con la que los diferentes pasajes nos guían a lo largo de este laberinto de historias e Historia, destacando como se superponen los dramas y las alegrías personales, con las distintas páginas históricas. Se pone de manifiesto de esta manera lo que subyace bajo lo que queda para la posteridad, esos sucesos personales que nunca ven la luz, pero que pueden llegar a ser determinantes, en ciertas ocasiones, para el transcurso de los acontecimientos de relevancia.

Ahora, después de que en otras novelas Sánchez Adalid colocase en primer plano ciudades de su Extremadura natal, como Plasencia, el protagonismo de Alcazaba lo comparte Mérida con el municipio de Alange, donde en la actualidad el autor ejerce su labor pastoral. Ya la portada del libro nos traslada al castillo del Señor de Alange, allá arriba, en la cima del Cerro de la Culebra, y, a sus pies, el ejército del emir de Córdoba después de sufrir una dolorosa derrota en Toledo. También los míticos baños de Alange, cuyas aguas termales ya usaron los romanos, y los árabes, tras experimentar los efectos beneficiosos de las mismas, hicieron que esa agua de Alá diese nombre al pueblo. En esos baños, entre la neblina de las aguas termales y los haces de luz que tratan de traspasarla, surgirá el amor y la pasión.

Una vez más lo paisajes, los oficios típicos y las gentes, son objeto de una minuciosa descripción que facilita a la imaginación el volar hasta esos lugares que se nos describen. Pasearemos por las intrincadas calles de la ciudad de Mérida, iremos a practicar la cetrería con el entonces todopoderoso emir y, sobre todo, contemplaremos diversos paisajes naturales, con detalle, de todos los sitios por los que pasemos. También, como en ocasiones anteriores, al finalizar la novela propiamente dicha, se encuentran las explicaciones históricas e incluso arqueológicas que ayudan a que el lector localice con acierto los acontecimientos narrados. La obtención del prestigioso Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio da buena cuenta de la calidad y talento que encierra la nueva obra de Jesús Sánchez Adalid, siendo Alcazaba imprescindible para cualquier apasionado de la novela histórica.


Por Jorge Pato García

Fuente: www.elimparcial.es
22 abril de 2012

martes, 13 de febrero de 2018

Damos paso a un clásico "Otra vuelta de tuerca" de Henry James

Otra vuelta de tuerca, Henry James

El clásico de un clásico, en una edición deliciosa.

Resultado de imagen de otra vuelta de tuercaOtra vuelta de tuerca, una de las cumbres narrativas de Henry James, reaparece en nuestras librerías gracias a esta sencilla pero cuidada edición de Siruela, que viene acompañada de un prólogo de José María Guelbenzu y está traducida por José Bianco.

En Otra vuelta de tuerca nos preguntamos: ¿qué puede hacer una institutriz, sola en un aislado caserón, para proteger a sus dos pupilos del lento acoso de los fantasmas? Nos hallamos ante uno de los mejores argumentos de la literatura moderna. Se ha dicho que encierra un aviso de la presencia del mal más allá de toda imaginación, una refinadísima historia sobre los inconvenientes de la bondad, una metáfora de la escritura. Tal vez las interpretaciones sean infinitas…

Esta traducción que nos ofrece Siruela, obra del argentino José Bianco, tiene categoría de clásica. Jorge Luis Borges escribió: Recuerdo ahora su admirable versión del más famoso de los cuentos de Henry James
El título es, literalmente, La vuelta de tuerca. Bianco, fiel a la complejidad de su artífice, nos da Otra vuelta de tuerca.
 
Henry James nació el 15 de abril de 1843 en Nueva York, Estados Unidos, y falleció el 28 de febrero de 1916 en Londres, Gran Bretaña. Nacido en el seno de una familia adinerada, era el hermano menor del conocido filósofo y psicólogo William James, que teorizó acerca del “fluir de consciencia”, un sistema de escritura que aplicarían autores tan conocidos como Virginia Woolf o James Joyce. Las obras del propio Henry son psicologistas e intimistas, y suelen representar un conflicto entre la forma de vida y costumbres de los habitantes del Viejo y Nuevo Mundo. Estudió en Nueva York, Londres, París y Ginebra, estableciéndose finalmente en Inglaterra, país que acabaría otorgándole la nacionalidad. Comenzó a publicar cuentos y artículos con veinte años, y en Europa trabó amistad con escritores de la talla de Goncourt,  Maupassant o Balzac. Su prosa perfeccionista y su estudio meticuloso de cada personaje quedaba patente en sus novelas, como podemos observar en obras hoy en día muy reconocidas (si bien en su época no obtuvieron el éxito que James esperaba), como Retrato de una dama u Otra vuelta de tuerca. También fue muy significativa su labor como crítico literario, introduciendo conceptos novedosos referentes a la perspectiva, la figura del narrador y la creación de personajes, reivindicando en todo momento la libertad creadora contra la imposición de métodos y esquemas tradicionales y obsoletos.

Fuente:  www.estandarte.com
(01 de febrero de 2012)